jueves, 8 de enero de 2009

El regalo de reyes del año pasado

Luego de tiempo regreso escribiendo por aquí. Incluso los 'bloggeros' debemos tener vacaciones. Bueno yo me tomé las mías para poder renovarme y escribir sin repetir. En pocas palabras me auto refresqué.
Vale decir que desde que empecé a escribir este blog no paré de escribir. Y bien merecido me tenía este descanso. Pero vamos al meollo del asunto. Este último seis de enero cumplí un año sin fumar. Un año libre de humo y nicotina. Un año sin mi fiel compañero de aquellas noches de escritura bajo noches lluviosas en Piura. Sin el testigo de corazones conquistados y tantas noches etílicas.
El seis de enero pasado los reyes magos me trajeron aquel regalo. Él único, por cierto, que hasta ahora me han entregado ese trío de amarretes. En su defensa habría que decir que nunca creí en ellos, no les puse ni pasto ni agua a los camellos y que el regalo fue de pura voluntad propia. Y para haber sido así el regalo fue excelente.
¿Por qué? Pues paso a explicar. Mejoré futbolísticamente hablando. Y para que mis detractores (llámense críticos estusiastas) no se mofen con la última frase debo aclarar que el correr más ya es una mejora.
Luego dejé de oler a... a... podría decir un olor tipo... algo parecido a... cigarro. Sí, y demoré porque me quedé pensando en que ahora que recuperé mi sentido del olfato (otra ventaja de no fumar) que es lo que habrán olido de mí mis parejas casuales. Espero no como yo las olí. Las entiendo ex enamoradas.
Mis dientes y mis labios (y algunas partes más de mi cuerpo) mejoraron su semblante. Podría decirse que nuevamente llegó mi primavera corporal. Y no es que me hayan crecido flores en el cuerpo. Mucho menos hongos en los pies. O que ya me haya llegado la hora de echar raíces. Sino que ahora me veo mucho mejor que antes. Incluso me siento mejor.
Es decir el regalo del año pasado de los reyes lo sigo disfrutando. Pero que no sea excusa para no traerme uno este año ya que se hicieron conocer. Aún me lo deben trío de estafadores.