jueves, 16 de agosto de 2012

El gil del año

Recuerdo que tenía alrededor de diecinueve o veinte años cuando en unos de mis, por entonces, frecuentes e innumerables viajes de Piura a Lima; pasé por una revisión de rutina en un reconocido Centro Comercial de San Isidro.
Hacía poco que dicho "shopping" había abierto sus puertas al público y era destino fijo para quienes desde el interior viajábamos a visitar la capital por diferentes razones. 
Con un grupo de compañeros de la época, algunos se hicieron amigos a través del tiempo, decidimos darnos una vuelta por el mencionado lugar  antes de retornar en ómnibus a nuestras respectivas ciudades. Como era de esperar en jóvenes aventureros e improvisados, partimos de donde estábamos surtidos de bolsas, mochilas, maletines y todo tipo de embalajes en dónde pudiésemos llevar nuestras pertenencias por varios días. 
A mi memoria aún viene un bolsito de viaje azul con el logo del Banco de la Nación que me había prestado mi abuelo para dicho viaje. Provisto de dicho implemento viajero intenté cruzar la puerta principal del Centro Comercial siendo interceptado por un vigilante que con voz para nada imponente me preguntó:

- ¿Lleva algo de peligro en el maletín?
- Sí, un arma. -respondí a viva voz y continué mi camino.

Lo que dije despertó la risa y celebración de mis compañeros y el bochorno del vigilante por haberme preguntado algo bobo. Nadie en su sano juicio, creo yo, podría delatarse declarando un arma en plena revisión de algún elemento sospechoso de rutina y sin importancia. Salvo que no tenga nada que esconder. Y en caso de tener intención de perpetrar algún acto delictivo, mi ocasional respuesta sería delatable o al menos levantadora de sospechas; pero en todo caso propia del gil del año.
Ahora, esta experiencia de mi juventud incipiente, quedó en eso justamente. No la hice a los treinta y tres años y en un aeropuerto internacional, siendo un jugador de fútbol que acaba de ganarle a la selección local y en una revisión de rutina de migraciones. No sé quién resultó ser más gil, sí Galiquio o "Cachito" Ramírez durante este periplo (se hizo expulsar durante el partido contra Costa Rica una vez más infantilmente). 
Pero en este podio no puede faltar un tercero. Y ese se lo daríamos al oficial, que dignamente hacía su trabajo, pero que le prestó atención al infantilismo del jugador peruano, tomándose en serio la declaración de "Tyson". Aunque confieso que de haber sido ese mismo oficial; yo también hubiese hecho lo mismo, para vengarme, aunque sea un poquito, de la selección que vino a mi casa a ganarme.
Elija usted querido lector el orden de este podio. Lo dejo a su elección.