sábado, 16 de marzo de 2013

Dejar a Cristina Cayada

Recientemente se sucedieron dos hechos que se me lograron entreverar en la mente y me produjeron una frase que resultaría media extraña: Dejar a Cristina "cayada". En primera instancia, y saltando groseramente a la vista, podría reclamarse una falta ortográfica no perdonable para un escritor que se jacte de serlo.

Pues bien todo nace, como dije antes, de dos hecho. El primero, además de serlo cronológicamente, es el que tiene mucha más importancia.

Involucra a la presidenta argentina, Cristina Fernández, con su ya célebre intervención azucarada. Para los que no se enteraron aún, este personaje con déficit de soberbia y abundancia de ego, determinó con imponente audacia que la diabetes debía ser propia y exclusiva de las personas ricas, gordas y sedentarias.

Escándalo iniciado y con las críticas a flor de piel en las comunidades afines y no; explotó en las redes sociales un sinfín de comentarios que, en su mayoría, destacaban la ignorancia de esta mujer, mandataria de un país. 

Al poco tiempo, se sucedió que del mismo país, se elegía al Papa Francisco I. Hecho también más que conocido. Pues bien, ¿cómo es que estos dos hecho se relacionan y forman la mencionada frase?

Colgué en la página de Sin Paradero en Facebook (https://www.facebook.com/SinParadero) una seudo-declaración de un joven diabético, deportista y de clase económica media-baja, que criticaba con gran altura  las penosas declaraciones de la presidenta argentina.

Recibí varios comentarios. Entre ellos, el de una jovencita que me decía: "que bueno que la lograran cayar". Como ustedes al principio pensé en una horrible falta ortográfica. Sin embargo quedé meditando. Debía haber una mejor interpretación que una tan facilista que caiga en el hecho simplista de la equivocación.

Y la encontré. El Papa usa un cayado. Que no es más que el bastón que utiliza. Según la RAE, cayado, es un palo o bastón corvo por la parte superior, especialmente el de los pastores para prender y retener a las reses. 

Lo que debió querer indicar la muchachita del comentario fue quizás, que el joven diabético le dio unos bastonazos virtuales a la presidenta con su declaración. ¡Pero que genialidad! Me quedé sorprendido y anonadado con el virtuosismo y la vastedad de nuestro idioma. Y por cierto... mal no le vendrían unos "cayados" a Cristinita.


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