martes, 23 de abril de 2013

El Ocaso del Mejor y el respeto que tuvo Bayern Munich


Reza una ley de la vida y de la naturaleza que todo lo que sube tiene que caer. En el alpinismo, llegar hasta la cima implica necesariamente que se debe bajar. En el fútbol ser el mejor en determinado momento es sinónimo de ejemplo a seguir y al mismo tiempo de objetivo a vencer. 

Pues bien, aunque muchos difieran conmigo y propongan diversas alternativas, para mí, el Barcelona se convirtió en el mejor equipo de fútbol de todos los tiempos. Al mando del "Pep" Guardiola el equipo catalán ganó todo lo que tenía que ganar. Venció a rival que tuviese en frente y ridiculizó a los más grandes del mundo. 

Dejó como principiantes a grandes jugadores, llenos de lauros y medallas; como a inmensas instituciones, llenas de historia y galardones. Los azulgranas marcaron un hito en la historia del fútbol. Fueron poseedores de un fútbol tildado, bien jugado, respetuoso del balón y del rival. Los que han jugado alguna vez a la pelotita saben que no hay mayor respeto de un rival, que el que dicho contendiente ponga todo sí para ganarte; y sí es posible, golearte.

Hablo no de pintarte la cara con una pirueta o un túnel. Eso más suena a burla. Me refiero a jugar a toda máquina desde el primer al último minuto y aprovechar cada ocasión de gol como si no fuese a llegar otra.


En la escuela, odiaba cuando un compañero de clase y contrincante de equipo se paseaba por la línea de meta dando tiempo para que llegue algún defensa o el golero; sólo con la intención de lucirse con algún regate o burlarse de los que llegaban tarde. 

En el fútbol profesional también existen payasos así. Pero no en el Barza. Y todo nace de los que mandan. Guardiola siempre regañó a sus dirigidos cuando se les subían los humos a la cabeza. En ese equipo todos tenían el overol. Desde el portero Valdés hasta el mejor del mundo Messi. Todos iban para adelante, desde el aguerrido Álves hasta el cerebro Iniesta. Todos defendían, desde el capitán Puyol hasta el sacrificado y goleador Villa. Eran una familia, unos hermanos. Basta ver a Abidal levantando la "orejona" para darnos cuenta de que en ese equipo todos importaban.

Innegables son sus dotes futbolísticas como sus logros deportivos. Hoy el mundo entero, sus fanáticos y sus detractores, han dejado un lugar separado e intocable en su corazón. El único que lo puede llenar es el Barcelona FC; ya sea para amarlo cálidamente o para odiarlo fríamente. El mundo de esta época presenció, lo que yo llamo: el mejor de la historia.

Pero de un tiempo acá ya no es lo mismo. La unidad se perdió. La Messi dependencia apareció. La fama los "abatató". El hambre de gloria, al parecer, huyó. Es que desde hace un tiempo que el equipo no juega igual y si bien es cierto lo primero es conjetura, lo cierto es que su cabeza se marchó. Primaron los Piqué y Shakira, Villa se reveló, las lesiones y enfermedades tocaron a un plantel que se quería, y los pequeños no crecieron lo esperado. Messi, Messi se salvó, pero el fútbol es de 11, no de uno.

Hoy el Barcelona, el gran Barza, tocó fondo. Hace poco menos de una hora que el Bayern Munich le ganó en Alianz Arena. Este Bayern que si bien aún no es (y quizá nunca lo sea) el mejor equipo de la historia moderna, juega con once jugadores. Una oncena de representantes del fútbol alemán con el overol puesto. Como aquel Barza de hace poco tiempo atrás. 

Este Bayern acaba de ganarle por 4 a 0 a Messi y compañía. A ganado, goleado y gustado. Y al frente tenía al mejor equipo del mundo. Al que hasta hace poco lo fue. Y no me apuro a decirlo por este insólito resultado. Marcador que quizá puede haberse empezado a forjar cuando se le hizo jugar a un Lionel Messi sin el alta médica (sin quitarle el mérito al Bayern que hoy fue una máquina). Sino porque el bajón ya se ha prolongado por mucho tiempo. Una pena que sienten en el alma los amantes del fútbol. Porque quizá estemos antes el ocaso del mejor equipo del mundo. Es posible que estemos presenciando el final de una generación gloriosa. Es probable que la unión de la familia azulgrana haya llegado a término.

Y este Bayern lo respetó. Lo goleó dejando todo. Aprovechando cada oportunidad de gol y jugando al fútbol como se debe. Sin esperar atrás, sino cómo sólo sabe este Bayern, yendo para adelante. Porque algunos equipos se impusieron al Barcelona. Se echaron atrás y contragolpearon. Pero este Bayern lo derrotó tratando bien el balón. Este Bayern se impuso jugando al fútbol al mismo estilo del Barcelona. Al fin alguien lo respetó y lo venció. Hoy Munich está de fiesta (aunque falte la vuelta en el Camp Nou) y razón tiene de estarlo. Hoy su equipo venció al que muchos años fue el mejor.

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