Yo hace un tiempo me daclaré hincha profeso en Uruguay de Defensor Sporting. Dicho sea de paso una institución que se jacta de ser seria. Y que, "oh coincidencia", acaba de tomarse el primer sorbo de una copa que muchos opinan es noventa por ciento suya.
Hoy estuve conversando con una amiga que es de Peñarol. Mas bien, estuve jugándole algunas bromas por el resultado dominguero. Y muy aparte de, ella defender a los carboneros y yo a la viola, terminamos como terminan casi siempre estas conversaciones de lunes sobre el partido del domingo; hablando de fútbol.
Y hablando de como un cuadro ordenado supera a un improvisado y manejado por las familias mafiosas de siempre. Cabe decir, como fútbol, dejamos de sudar la camiseta y nos dedicamos a ganar dinero.
Dejamos de hacer deporte y nos dedicamos a invertir en judadores y cuadros enteros en ocasiones. Si la suerte y el señor dinero lo permite. Es así como vemos como destacan aquellos que juegan por amor propio y por sueño de gloria. Que juegan primero por ellos y su familia y luego por la camiseta que defienden.
Porque aquél jugador que no juega primero por él pierde su alma. Porque un jugador así no puede ser profesional. Porque una persona así se convierte en un títere. Hoy hablamos de fútbol y terminamos hablando del ser humano. Porque el fútbol es humano, es un juego y no un negocio.
Hoy estuve conversando con una amiga que es de Peñarol. Mas bien, estuve jugándole algunas bromas por el resultado dominguero. Y muy aparte de, ella defender a los carboneros y yo a la viola, terminamos como terminan casi siempre estas conversaciones de lunes sobre el partido del domingo; hablando de fútbol.
Y hablando de como un cuadro ordenado supera a un improvisado y manejado por las familias mafiosas de siempre. Cabe decir, como fútbol, dejamos de sudar la camiseta y nos dedicamos a ganar dinero.
Dejamos de hacer deporte y nos dedicamos a invertir en judadores y cuadros enteros en ocasiones. Si la suerte y el señor dinero lo permite. Es así como vemos como destacan aquellos que juegan por amor propio y por sueño de gloria. Que juegan primero por ellos y su familia y luego por la camiseta que defienden.
Porque aquél jugador que no juega primero por él pierde su alma. Porque un jugador así no puede ser profesional. Porque una persona así se convierte en un títere. Hoy hablamos de fútbol y terminamos hablando del ser humano. Porque el fútbol es humano, es un juego y no un negocio.
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