miércoles, 15 de agosto de 2007

Viaje en Ómnibus

Hoy me subí a un ómnibus aquí en Montevideo con destino fijo. Pensaba en lo parecido que podía ser el transporte público en Perú y Uruguay. Siempre vamos a encontrar gente cómodamente sentada. Otros osados varones, en su plenitud física, ocupando los asientos de las damas gestantes o liciados. Claro hasta que se vaya llenando el ómnibus. Pues si llega una futura madre o algún discapacitado se levantan y luego estos 'pícaros personajes' se quedan sin asiento. Es que estos asientos siempre son de los primeros, el ómnibus se llena y deben pasar atrás donde los asientos libre quedan ocupados.
Dale, suben, bajan, dirían en el Perú. Acá es un poco más ordenado. Subes por la puerta delantera. El chofer o algún caso un mudo cobrador te intercambia el pasaje por tu dinero. Digo mudo porque apenas hablan, es eso o malhumorado. ¿Han pensado alguna vez que distinto sería si te atendiera una chica en minifalda o algún joven físicoculturista? Pues nadie dudaría en pagar el aumento continuo del pasaje.
En fin luego de cancelar tu deuda con la movilidad debes soportar algún golpe de la persona parada al lado porque no alcanzó asiento. ¿Cuándo tendremos buses más grandes?, no lo sé. En todo caso esta persona, producto de la ley de la inercia, se avalanza sobre ti y debes tener suerte si no va comiendo algún dulce o helado. Ya que dicho manjar quedaría impregnado en tu atuendo. Deberían prohibir comer parado en los ómnibuses o en todo caso colocar un snack dentro. Así podríamos improvisar alguna guerra de comidas entre ejecutivos y personas mal vestidas (bueno más casuales o deportivas.
Pasado un tramo de nuestra ruta se sube un individuo a vendernos chucherías. El de hoy fue bastante interesante. Tenía la apariencia de Carlos Thorton, actor peruano que goza de cierta fama. Deseado por las mujeres peruanas y celado por sus varones. Comenzó su clásico discurso mientras vendía unos estuches para controles remotos qe venían en tres tamaños y colores. Mientras él vendía, yo, iba pesando en cuanto dinero ganaría este muchacho como modelo en Perú. Digo a las peruanas les 'aloca' (sólo un estereotipo) la piel blanca y los ojos claros.
Pero me pregunté también si es que sucede al contrario con nuestra raza en estas tierras orientales. No lo sé muy bien, pero por las dudas me inscribí ya en una escuela de modelos a ver si gano unos pesos extras. Mientras tanto, hasta que llegue a triunfar en las pasarelas de Punta del Este, me seguiré movilizando en el tan común ómnibus.

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