viernes, 4 de abril de 2008

Cuando hay que hacerlo...

Definitivamente las experiencias cotidianas lo van forjando a uno, día a día, semana a semana, a veces tardan más tiempo, pero de que te forjan, te forjan. Por momentos uno se siente olvidado, incluso manoseado por el vacuo mundo de la publicidad, el marketing, las figuras, las estrellas y tantas cosas que a veces me dan de comer. Debo reconocerlo.
Pero no siempre es así. No siempre uno pasa a ser harina de otro costal. De cuando en vez, uno puede codearse con los que ve lejanos. Ya digo yo, que debido a un blog que escribí con anterioridad, una muy estimada (desde hoy amiga) desconocida, me ha escrito un comentario en una encuenta que creía olvidad.
Es más en un blog que estaba a punto de cerrar en estas tierras lejanas teñidas de blanquiceleste y no me refiero a la dirigencia de Racing de Avellaneda. Sino a esa bandera uruguaya que flameará tan cerca a donde voy a vivir (la plaza de la bandera).
Pero, volvamos a la desconocida, porque hay que decir que sería un gustazo (como decimos en Perú) conocerla. O si quieren pueden agregarle un 'Gustavio', 'Gustaf' o 'Gustafersson'. Para todos los gustos. El hecho que esta personita me ha devuelto las energías para seguir escribiendo. Energía, no ganas, porque aquellas seguían pero faltaba el empujoncito de 200 watts que me anime a retomar el teclado.
Bueno hoy es oficial. Gracias a los que me alentaron anónimamente, gracias a los que no dijeron nada, gracias a los que nunca dicen la verdad al recibir un premio Oscar, gracias a Pedro "el grandeee", gracias a la chica de las mentitas y la Coca común, gracias a la "noche de las nostalgia", y muy especialmente gracias a Andrea (quien se autodenominó como esposa de Gustavo Roverano) por ayudarme a regresar.
Es oficial, ¡he vuelto!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo felicito compadre pero no se ponga puñal compadre ..que se pone chinitooo...jeje