lunes, 3 de septiembre de 2007

JUAN ZORRILLA DE SAN MARTÍN

Hace poco en mis paseos por las biblitecas virtuales del Uruguay. Es decir entre a google.com.uy. Me encontré con un personaje bastante singular y una de las figuras de hace dos siglos, más saltante de la historia uruguaya. JUAN ZORRILLA DE SAN MARTÍN (así se llama su apellido no tiene nada que ver con ciertos apestosos animales ni mucho menos es pariente de libertador argentino) nació en Montevideo el 28 de diciembre de 1855. Hace 'muuuuuucho' tiempo atrás.
De ascendencia española, se casó con Doña Alejandrina del Pozo, montevideana también. Por lo que su hija habría sido en algún momento una "Zorilla del Pozo". Nacida en 1833 (20 años menor) en el seno de una antigua familia colonial, y fallecida en su ciudad natal, en 1857, víctima de una enfermedad oriental notoriamente conocida en la época. La Fiebre Amarilla. Felizmente no tuvieron hijos.
Zorrilla se desenvolvió como un reconocido poeta. "Uhlalá une mouffette puante. Pepé l'amour". No conoció a su madre, pues solo tenía año y medio cuando murió. Pero la sintió en el recuerdo que ella dejó en el hogar, del que hizo un culto, y cuya influencia fue decisiva sobre su formación moral y sobre su obra literaria, como lo ha reconocido la crítica. En pocas palabras no podemos negar que no fue un hijo de su madre.
Su padre, ya cincuentón y viudo, temeroso de que la educación que se daba en los colegios de Montevideo enturbiara la fe tradicional de sus mayores, le llevó a la ciudad de Santa Fé (Argentina) y le internó en el Colegio de los Padres Jesuitas, donde terminó sus estudios primarios y cursó los secundarios.
Terminados éstos, su padre, prevenido también de la enseñanza de la Universidad en Montevideo, le envió a Santiago de Chile a cursar estudios de Facultad. Culminó allí sus estudios de Humanidades y Derecho, y recibió el grado de Doctor, con el cual regresó a su país.
En Pocas palabras su padre desconfió de la educación uruguaya. Preguntas: ¿ya preferían, los alumnos, quedarse fumando fue del aula que entrar a las clases?, ¿En esa época se llamaba a los profesores por su nombre de pila y se salía de frente si uno tenía necesidades fisiológicas?, ¿Ya se le faltaba el respeto a los profesores? o ¿ya se había perdido el control sobre los alumnos desde esa época?
Dos ventajas obtuvo el joven con este alejamiento de la patria: una sólida formación filosófica lograda junto a maestros eminentes, y una formación literaria de carácter humanístico. Esta cultura, completada con el conocimiento de la literatura moderna y contemporánea dio a su obra literaria, dentro del ambiente del país, acento diferencial. Después del alejamiento obviamente quiso volcar sus conocimientos en su patria, y cuando más lo deseaba, fue exiliado.
Después de esto, Zorrilla de San Martín, no tenía temperamento ni para ejercer la profesión de abogado ni para perseverar en la magistratura. Le atraían otros ideales: las letras y la acción pública. En estas actividades se proponía servir sus principios religiosos y sociales. Aún le seguía atrayendo el mismo género y no el literario.
La actividad literaria emprendida por Zorrilla de San Martín y los ideales que lo animaban le habían ya impulsado a fundar, en 1878, el diario “El Bien Público” y a formular desde sus columnas el plan integral de la organización de las fuerzas católicas del país y el programa de principios religiosos, filosóficos, sociales y políticos a que debía ceñirse la acción encaminada a preservar la sociedad de la influencia de las escuelas filosóficas adversas a la religión tradicional del país. Un periodista conciente de la realidad de todas las clases sufridas sin duda. Casi, casi como nuestros políticos de ahora. Sólo que los políticos son conscientes pero no hacen nada por solucionarlo.
Con él fundamentó en el concepto público la existencia de una fuerza moral superior a toda fuerza política o de otro orden cualquiera, que es la que debe predominar en la sociedad civil e internacional y cuyo predominio debe ser alcanzado dentro de los procedimientos democráticos.
Las duras campañas periodísticas contra los gobiernos que no respondían a sus ideales religiosos y democráticos le atrajeron dolorosas persecuciones. Lo persiguieron tanto hasta lograr sacarlo del país.
El destierro, que se prolongó para él, y se vio epilogado con el fallecimiento de su esposa, fue, sin embargo, fecundo para su obra literaria. En la angustia de la proscripción el poema TABARÉ tomó forma definitiva. La fuerza y el impulso de esta epopeya, concluída, hacen de este libro una verdadera historia nacional, una capítulo de esa Biblia de la Humanidad que se compondrá con las epopeyas de cada raza y que será más verdadera que los minuciosos trabajos de los analistas.
Nada de discriminaciones mis negros.
Es el escritor de estilo inconfundible que, a la pureza y opulencia del lenguaje, agrega la novedad de la sintaxis, la prodigalidad de las figuras, los desbordamientos de la sensibilidad, la fuerza subjetiva y la inagotable facultad evocativa; es el orador de arrebatadora elocuencia que cautivó a todos los auditorios con su torrentosa vena oratoria, dispuesta siempre a desbordar todos los cauces; es el filósofo y el sociólogo que mantuvo sus doctrinas sin desmayo; es el hombre de fe que sirvió con abnegación su causa, la cual vio y ve en él un verdadero símbolo; es el hombre derecho que proclamó en congresos internacionales, en la cátedra, en la prensa, en el libro y en la tribuna pública la doctrina de la sociedad internacional dentro de la igualdad de derechos, y su natural consecuencia: la democracia internacional; es el gran periodista, rector sabio y prudente que señaló a la opinión pública el camino de la verdad; es el hombre de arte que enseñó en la Facultad de Arquitectura la teoría estética, que ejerció verdadera docencia en la crítica, en los salones de exposición, en las charlas de salón, en la tertulia diaria en que sus facultades de caseur desbordaban todos los temas. Es, por fin, el vecino de pro de su ciudad, el pater familiae, el gran ciudadano cuya inconfundible silueta era reconocida por todos en las calles de Montevideo, y a quien saludaban con respeto y veneración amigos y adversarios.
Ahora después de todas estas muestras de lo gran persona y defensor de las causas de los más humildes que fue, alguien me puede explicar ¿cómo el colegio mas caro y exclusivo de Montevideo lleva su nombre?

3 comentarios:

Gillian dijo...

no te metas con mi colegio!
Pasé dentro del Juan Zorrilla de San Martin, Hermanos Maristas, seis años de mi vida.
todo bien, los primero 5 fueron una porquería, pero el último valió la pena.
no seguí en él xq mi mamá decidió irse a Brasil, perop es un colegio genial.
vale decir que dentro de toda su maravilla nunca me molesté en aprender su historia, La de Zorrilla

Renzzo dijo...

y que mas puedo decir??...si nunca te molestaste en aprender su historia y conmigo lo hiciste , al menos en parte, ya hice algo.

Gillian dijo...

:D
sabes esos datos que ni te interesan? no me leì TOOODO lo q escrivistes sobre Zorrilla...
no me inmuta
pero no es el colègio + caro ni selectivo