Como cambió el
mundo y como cambiaron las prioridades. Antes nos preocupábamos de las guerras
multitudinarias, hoy de la discriminación personalizada. Antes de los divorcios
heterosexuales, hoy de los matrimonios homosexuales. Antes era un problema
drogarse en público y hoy los gobiernos luchan por hacerlo público.
Como cambian los
tiempos me comentaba el vigilante de la cuadra, un anciano venido a menos por
el que se nota claramente el paso del tiempo. ¿Pero todo tiempo pasado fue
mejor? Y he aquí la disyuntiva y la dificultad que me impide escribir libre y
fluidamente. Mis temas pueden ser controversiales, pero la controversia se intensifica
si hablamos de discriminaciones y minorías.
En la actualidad
se vuelve tendencia regional el matrimonio homosexual. Aprobado cada vez en más
países, los homosexuales luchan por sus derechos civiles y sueñan con vestirse
de gala y compartir derechos y obligaciones en el hogar. En contra de la
tendencia heterosexual en donde el divorcio es mayoritariamente abundante.
Se habla de la
perpetuidad de la especie y doña Marta, esposa de Juan Pueblo, en su incipiente
sapiencia se pregunta cómo es que con estos novedosos matrimonios nos seguiremos
reproduciendo. Los puritanos especulan sobre la adopción o las viejas y buenas
costumbres. Los más liberales hablan sobre nuevas tendencias y sobre la
libertad del ser humano de sentirse como desee.
Otro tópico de
moda es la comercialización legal de la marihuana. En este punto también se tienden
a polarizarse las discusiones cuando se trasladan hacia la opinión pública. Consumidores,
granjeros, clubes cuyos socios se reúnen con el único hecho de fumar,
comercializadores, políticos con intereses marcados, narcotraficantes, el
imperio y los ingenuos que se creen todo lo que escuchan o leen, se vuelven los
grandes grupos participantes. La población se sectoriza, fanatiza e independiza;
siguiendo cada quien sus creencias e intereses. ¡Oh, María, que no se seque
nunca y que se comparta con todos!
Y pregunto yo:
¿Dónde quedan los planes contra la violencia, la lucha contra la pobreza y el
combate contra el analfabetismo? ¿Dónde quedan los planes sociales que ayuden
al desarrollo? ¿Dónde quedan las verdaderas restructuraciones de las políticas
de educación? ¿La regulación de los medios de comunicación a través de las
“leyes de medios” que siguen tendiendo hacia los mismos que manejan los medios
en la actualidad?
No, ¿para qué? Si
así estamos más cómodos. Es más entretenido hablar de la legalización de la marihuana
o del matrimonio homosexual que de los otros temas aburridos. ¿Cómo cambiaron
los tiempos? Antes los gobiernos hablaban sobre temas más importantes, hoy son
expertos en cortinas de humo.
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